miércoles, 5 de mayo de 2010

Entrevista en Página/12

Con la excusa de hacer llegar a mis lectores una nota sobre mi trabajo que publicó hoy el diario porteño Página/12, retomo mi actividad bloggera, después de meses de inactividad. Pido disculpas por la extendida pausa. Es que mudarse a una casa nueva y tener un hijo (y, sobre todo, el primer hijo) es todo lo hermoso que pueda pensarse, y más; pero también todo esto requiere tiempo, y ese tiempo de algún lado tiene que salir...

Además de la nota en Página/12, sigue, para romper el hielo, un comentario sobre la dureza y la blandura de las ciencias, y de cómo esta característica influye sobre la aplicación del método científico.

Dime con qué frecuencia rechazas tus hipótesis y te diré en qué trabajas

Todos conocemos de memoria la consabida comparación (a veces un tanto odiosa) entre las ciencias "duras" y las ciencias "blandas". Es famosa, por ejemplo, la "envidia de la física" que obsesiona a biólogos, sociólogos, lingüistas y filósofos. Esa envidia lleva a veces a los practicantes de las disciplinas "blandas" a considerar más rigurosos o mejor hechos los estudios que incorporen matemática o estadística sofisticada. Un ejemplo resonante es el caso del físico Alan Sokal, quien mandó a publicar un artículo pseudocientífico a la revista Social Text. Apenas publicado, Sokal anunció en otra revista, Lingua Franca, que el artículo era un engaño, que se trataba de "un pastiche de jerga posmodernista, reseñas aduladoras, citas grandilocuentes y rotundo sin sentido", y que se apoyaba en las citas más estúpidas que había podido encontrar sobre matemáticas y física realizadas por académicos de humanidades. Otro caso más cercano (para mí) y reciente es el del ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de laNación (Argentina), Lino Barañao, químico de formación, quien declaró en una entrevista que, debido a la metodología que emplean, a veces los trabajos en ciencias sociales le parecen teología.

¿Qué fundamentos tienen estas comparaciones entre las ciencias duras y las no tanto? ¿Hay realmente diferencias reales en la aplicación del método científico? Un estudio de Daniele Fanelli publicado recientemente en PLoS ONE ofrece una respuesta a estas preguntas, señalando diferencias claras en la aplicación del método científico entre estas disciplinas. Fanelli evaluó la frecuencia en que estudios publicados en distintas disciplinas reportaban resultados "positivos" (que apoyaban la hipótesis planteada) o "negativos" (que la rechazaban). La idea es que si la jerarquía de blandura-dureza de las ciencias es real, los practicantes de las ciencias más blandas deberían ser menos rigurosos en su aplicación del método científico, y por lo tanto reportar resultados positivos con mayor frecuencia que los practicantes de las ciencias más duras.

Los resultados de Fanelli confirmaron las diferencias esperadas entre ciencias blandas y duras: los practicantes de las ciencias consideradas más blandas (como la psicología, psiquiatría y economía/negocios) reportan resultados positivos con una frecuencia cinco veces mayor que los practicantes de las ciencias más duras (como las ciencias del espacio). Para mi sorpresa, las ciencias ambientales/ecología figuran terceras en la jerarquía de más dura a más blanda, con una proporción de aceptación de hipótesis muy parecido a las ciencias más duras, y muy por encima de las blandas, algo que puede ayudarnos a los ecológos a superar el trauma de la envia de la física...

Entonces, dime con qué frecuencia rechazas tus hipótesis y te diré en qué disciplina trabajas (o, al menos, cuál es el grado de dureza de tu disciplina).

Fanelli, D. (2010). “Positive” Results increase down the hierarchy of the sciences. PLoS ONE, 5 (4) DOI: 10.1371/journal.pone.0010068